El médico griego Hipócrates que vivió hacia el año 400 antes de Cristo, dividió a la humanidad en 4 grupos temperamentales: los coléricos, los sanguíneos, los flemáticos y los melancólicos.
La psicología moderna ha dividido el temperamento humano en más subclases que Hipócrates: los tímidos, los aduladores, los tercos, los ostentosos, los agresivos, los hipócritas e intrigantes, los vanidosos, los irascibles, los burlones y los supersticiosos. La mayoría son mixtos, aunque siempre se destaque en ellos una u otra característica.
Al tiempo se le hace responsable de todo lo que sucede en el planeta y fuera de él. Es el que marchita las flores, el que pudre los frutos. Sus detractores le atribuyen el deterioro de la juventud, el arribo de las enfermedades y de la vejez. El tiempo es dueño de todo.
Los humanos no podemos vencer al tiempo, pero él si nos vence a nosotros con la muerte. Por eso mismo, en la iconografía mitológica lo representan como un anciano que esgrime la más segadora de las guadañas, a pesar de que hasta el momento se ha demostrado de que el tiempo no tiene fin.